martes, 19 de mayo de 2009

D.emencia F.ebril

México nos recibió con mascarilla pero con unas ganas de abrazar que daban miedo. Una semana sin poder darse un beso con nadie es demasiado para ella. Nada más salir del aeropuerto, me cogió del abrigo (me había abrigado demasiado, pensando que aquí la primera todavía no estaba haciendo de las suyas), me parapetó en una esquina y me estampó un besos en los morros. México nos recibió con las calles vacias vacias de un D.F que se desperazaba como casi nunca puede hacerlo, pobrecillo. Nos recibió en casa de Tania con una sonrisa de esas que te hacen sentir como en casa, con un corazón de los que no caben en un pecho, con una hospitalidad que te dan ganas de llorar. México nos recibió con un chupito de mezcal y con el Punzo Pintor, gran amigo, enfermo de amor, como siempre. Con más proyectos Cartoneros, con más vida y más ganas de seguir.
De las gripes con las que algunos porcinos han hecho el agosto, mejor ni hablamos.


Ummmm, pero papá...
Pero caballero, que eso para la artrosis va fatal...
Bueno pendeja, cada uno habla con quien quiere, no?

Shhhhh!! Los vigilantes duermen....


Una esquinita rica del D.F


Tania y Miguel y Adán. Toda una experiencia comer Huarache. Ummmm


Sin picante, por favor! Puede ser??????

Me temo que no. Sorbete de mango CON CHILE!!!!!

Los mercados me siguen perdiendo....

Bosques de Chapultepec.

Ummmmm, de qué sabor lo quieres????
Esta para mi hermana, que sé que le encantan los chicles mascados jijijijij

sábado, 9 de mayo de 2009

Lima la horrible

Así la llaman sus propios vecinos. 11 millones de habitantes. Como cualquier ciudad, Lima absorbe gentes venidas desde todas las partes del país. Gente de la sierra que habla de su tierra como quien habla del paraíso. Pero un paraíso en el que se pasa hambre. Gentes con corazón de distinto color que sólo ve grises en Lima, que siempre se van a ir el año que viene pa' su tierra. Supongo que por eso la verán Horrible.
Unos de los paseos más agradables, no sólo por el abrazo del Pacífico sino por la buena compañía fue por el Callao. Casas de colores. Moradas, naranjas, verdes que entabablan una lucha sin cuartel con el azul del mar. Estas casas las han pintado hace un par de años, por el turismo. Me dice Milagros. A mí me parecen payasescas. El Callao siempre ha sido gris, como la niebla. Me parecían preciosas, claro, estaban echas para mis ojos.

Arribita a la derecha, las aves de carroña sobrevuelan en busca de carne fresca de marinerito. En Lima los soldados usan sus rifles para sus sensuales coreografías. Ya quisiera Madonna...
La Iglesia de San Francisco. Un peligro público por las oleadas de caca que desprenden sus simpáticas "palomitas".

Lima la no tan horrible.



Adán haciéndose el interesante de nuevo.

El cementerio de elefantes

No te creo, no. ¿En serio, y has estado allí? Sí (me lo dijo tan poco convencido que le creí). Chupó el cigarro que me acababa de robar y levantó, como si no le costara nada, la ceja derecha, se estaba haciendo el interesante. Pero es un lugar normal, lindo. En serio, acogedor. Abre como a las ocho de la mañana. Una cantina. No sé, normal. Doña Norma, se llama la doña. Entre La Paz y El Alto. Sí. Pues no sé. El caso es que por la noche pues allí se pueden quedar los que ya no quieren seguir, los que quieren cerrar el ojo y sólo chupar. Doña Norma les ofrece una habitación, bueno un cuartucho con un catre de paja, les deja un bidón de alcohol y cierra la puerta por fuera. Pasa cada tres horas para comprobar si el inquilino sigue vivo. Obviamente antes le ha cobrado los 20 pesos que vale el servicio, que morirse tampoco es gratis aquí. Cuando el huesped ya no pide más alcohol, doña Norma lo manda al contenedor y llama a la policía para que retiren el cuerpo.
Aprovechó mi estupefacción para sacarme otro cigarro.