Castro. Isla de Chiloé. Casitas de colores. Pueblo pesquero. Amable. Tranquilo, como el océano que lo rodea.
Puerto de Quellón, punta sur de la isla de Chiloé. Cada vez más al sur. Transbordador hasta Chaitén para dejar la condición insular. Incertudumbre. No sabíamos qué nos íbamos a encontrar en Chaitén. Nos habían avisado. Chaitén está inundado en cenizas desde el mes de mayo. Desde una mañana en que el volcán se despertó revoltoso.
No me gusta llegar de noche a los sitios. La noche en Chaitén además es más noche que en cualquier lugar. Cuando volvió la luz descubrí la Iglesia que nos había servido de campamento, las cenizas, las montañas amigas de las nubes, como diría Tristán.
Chaitén y su gente, ochenta personas que hacen acto de soberanía del lugar, viven desde hace más de ocho mes cubierta de cenizas. Huellas de un volcán que un día dejó de quererlos. Sin luz eléctrica, sin agua corriente, sin gente en las puertas de las casas. Las buenas lenguas dicen que están dejando morir el lugar. Que quieren hacer una reserva natural. Que quieren el control de la explotación de sus minas. Las buenas lenguas no se quieren ir.
Yerco y Esteban. Dos güevones culeaos hermosos. Compañeros de caminata. Un lindo encuentro.
Todo empezó el 30 de abril. La tierra empezó a moverse, cachai?. No nos asustamos mucho. Pero el uno de mayo el volcán sacó un hongo gigante de cenizas y de partículas, cachai? Y bueno, la gente del puerto nos ayudó mucho, y agarré una lanchita con mi mujer, cachai?. Suerte que no tengo hijos, diez años de casado y no tengo hijos. Porque pensé en adoptar pero se me pasó la güa y...cachai? Y ahora ando intentando levantar mi casa. Yo antes era jurista, cachai?
Yerco y Esteban. Dos güevones culeaos hermosos. Compañeros de caminata. Un lindo encuentro.
Combo en el hocico!!!! Espero que nos volvamos a cruzar.
Larga caminata para salir de Chaitén. Ahora lo calificaría de linda experiencia. En ese momento sufrí un poquito. 30 kilómetros para llegar a Puerto Cárdenas, nuestra meta. Frustración cuando nos damos cuenta de que Puerto Cárdenas eran cuatro casas, más difícil aún salir de allí que de Chaitén.
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